El Mundo del Mimo Ejercicios
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1. Estiramos los brazos al frente, delante del tronco, las
palmas al frente, los dedos hacia arriba (nosotros vemos el dorso de las
manos). Imaginamos que hemos apoyado las manos en una pared. Ahora deslizamos
las dos manos hacia la derecha por la pared, en línea recta, sin separar las
palmas, en posición vertical. Llegamos con las palmas en esa misma posición
hasta que ya no podemos más. Lo mismo haremos hacia el lado izquierdo.
Notaremos que para que las manos no se salgan de la línea recta, del plano
frontal, y tiendan a hacer una línea curva, sobre todo en los extremos, tenemos
que estirar un poco el hombro del lado hacia donde vamos con las manos y hacer
una pequeña flexión con la muñeca.
marca el borde delantero, de izquierda a derecha, y el borde
derecho de delante a atrás. Ponemos la mano derecha encima de la mesa. La mano
izquierda se levanta relajada y marca, comenzando con un toc y palma plana el
borde izquierdo de delante a atrás, y el borde más próximo a mi cintura de
izquierda a derecha. Separo la mano izquierda, la coloco encima de la mesa. Con
las dos manos a la vez, si lo deseo, puedo marcar la superficie plana de la
parte de arrriba de la mesa, pasando de un lado a otro. Puedo aparentar que la
limpio con una bayeta, pasando la mano sobre la superficie plana. Si la
superficie de la mesa es circular, la mano marcará el borde dándole esa forma.
Lo mismo puede hacer en un plano vertical para mostrar las líneas de un cuadro
que colgará de la pared.
En la vida real hemos aprendido a manipular los objetos con
relativa facilidad, por imitación, por indicación de otras personas, por la
propia experimentación. Normalmente, cuando manipulamos las cosas, no
analizamos nuestras acciones sino que discurren de manera automática. La
coordinación óculomanual, la adaptación se ha ido afinando hasta alcanzar una
habilidad espontánea. Cuando algo falla en esa relación, debido a un
desconocimiento de la materia, a un descuido, a la falta de atención o a la
inexperiencia, pueden ocurrir algunos percances de diversa consideración.
b) Prescindir de la experimentación con la realidad, lo cual
es más efectivo y de más valor artístico, pues, al faltar el objeto real, el
mimo tendrá que reforzar, potenciar las acciones de manipulación, con el fin de
que el público admita la presencia ilusoria del objeto y no aprecie el vacío o
descubra que es una mera simulación. En otras palabras, debe adornar el cebo
para que el público se lo crea, lo
trague y quede enganchado. Esta original forma de actuar para compensar
la falta del objeto real, supone un esfuerzo mental, imaginativo y de
adaptación corporal a unos parámetros de espacio, tiempo y energía diferentes.
Ahí reside el valor artístico de la creación, no de la simple imitación.
3. Contacto:
tomar, agarrar, sostener,
conectar, asir... Acciones derivadas pueden ser: apretar, amasar,
tirar, empujar, estirar, comprimir, sujetar...
c), El sujeto, el mimo, el ser humano, el personaje con sus
propiedades: carácter, edad, estado de ánimo, finalidad, qué desea expresar,
qué intención debe apreciar el público, cúal es su relación funcional,
afectiva, emocional con el objeto.
Estos ejercicios comienzan por ser gestos simples, bastante
exteriores, neutrales, para ir complicándose poco a poco, hasta expresar
sentimientos, estados de ánimo (satisfacción, alegría, pena), haciendo
intervenir a todo el cuerpo en la expresividad. Por ejemplo: escribir, pero
¿cómo escribir? ¿quién escribe? No es lo mismo un poeta que escribe algo bello,
romántico, etc., que escribir sobre otro tema u otro personaje. Leer el
periódico, pero ¿quién soy, qué leo, qué impresión me da la lectura, qué me
interesa...?
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