Modulo 3 avanzado El Mimo Blanco
Es impresionante ver cómo tantos gestos, efímeros a veces, han sobrevivido y han sido codificados. Nosotros hemos heredado todo un legado desde los griegos, los romanos, la influencia oriental, la edad media, la Commedia dell’Arte, la era victoriana, el cine mudo, el humor anglosajón, más todo lo que en nuestra época hemos añadido de actual y de moderno. Todo eso forma parte del fondo esencial del mimo. Hoy podemos crear, mediante un gesto, lazos de unión entre todas las civilizaciones y todas las épocas.
Los resultados de sus investigaciones se han llegado a fijar, a establecer en normas, y se vienen transmitiendo por escuelas y maestros a discípulos de todo el mundo. Es llamado mimo blanco, por ser el intérprete un mimo que pinta su rostro de color blanco y, a veces, cubre sus manos con guantes blancos; de esta forma, tanto la mímica del rostro como las manipulaciones o movimientos de las manos son más resaltados, más visibles para el espectador y, al mismo tiempo, se alejan un poco del naturalismo, del movimiento expresivo cotidiano, vulgar.
¿Por qué han surgido estas técnicas? Esencialmente por economía. El actor-mimo es una persona con un físico y con unas posibilidades de movimiento, pero también con unas limitaciones. El espacio donde actúa, pongamos que es un escenario convencional a la italiana, tiene también unas dimensiones concretas y unas grandes limitaciones. Si, por otra parte, el mimo desea narrar una historia, construir una pantomima sin límites espaciales (muchos espacios o escenarios en uno sólo), sin restricciones temporales (horas, meses, años, pasado, presente y futuro en unos
instantes), sin grandes y costosas escenografías, sin un cúmulo de objetos, utilería, efectos especiales, etc., no tiene más remedio que recurrir a su ilimitado poder imaginativo e inventar un sistema capaz de solucionarle todos los problemas que se le planteen dentro de las coordenadas anteriormente dichas. Sobre el escenario no hay nada, sólo el mimo, pero con su magia, con su poder evocador puede crear la ilusión de todo, gracias a un pacto, a un tácito acuerdo convencional entre él y el espectador.
Un mimo puede desconocer estas técnicas o, aun conociéndolas puede abandonarlas debido a su dificultad, porque las considera innecesarias o pasadas de moda, etc. Precisamente la dificultad de su realización obliga al mimo a un considerable esfuerzo de comprensión, de coordinación y disociación corporal, de auto- control psicofísico, de imaginación, etc. Pensamos que es necesario en un principio conocer profundamente las técnicas clásicas y, llegado el momento, el mimo puede prescindir conscientemente de ellas y evolucionar hacia otras técnicas vanguardistas, más o menos originales, hacia otros estilos. Este procedimiento es corrientemente empleado en todas las artes como la música, la pintura, la danza, etc.
Los ejercicios que describimos a continuación marcan con detalle las instrucciones a seguir para las piernas, los pies, los brazos... Es aconsejable comenzar los movimientos aisladamente, zona por zona. A medida que se va adquiriendo dominio de una parte, incluir otra, combinarlas, progresando de forma gradual, lentamente al principio, hasta comprobar que todo el cuerpo trabaja de modo automático, con la velocidad y energía apropiadas, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
CONTACTANOS Y CRESCAMOS JUNTOS
EN EL AMOR Y EL SERVICIO EN EL MINISTERIO
DEL ARTE DEL MIMO PARA CRISTO